4.6.06

Día D
El fin de semana no pudo haber empezado peor. Llovía y estaba ventoso, y a las once de la mañana Carla me llama para decir que el torneo se suspende, así que no podemos. A las dos de la tarde llama para decir que se hace, y que a las cuatro y media esté ahí, que tenemos tiempo hasta las seis. A las tres de la tarde vuelve a llamar: pasaron todo para mañana domingo, dice.
El domingo me levanté a las siete de la mañana y desayuné mientras leía la Ñ del día anterior. Tomé un poco de sol por la mañana. Haciendo tiempo, llegó el mediodía y luego de almorzar, bañarme y peinarme escrupulosamente, me fui. Tenía todos los datos para llegar y lo que tenía que decir para ingresar en el control de seguridad. A media tarde, estoy adentro.
Voy hasta donde están las canchas de tenis y veo clima de evento intercountries: las camionetas, las viejas con gorritas promocionales, los pibes corriendo en el pasto y destrozando los canteros, las chicas que están en edad de merecer exhibiendo piernas, escotes y status socioeconómico.
Veo a la tana de espaldas y me acerco con precaución. Está hablando con una amiga y trato de que me mire. Mientras, la observo en detalle: tiene minifalda jean muy corta, botas, una camperita ajustada y abierta que deja apreciar lo que en el evento del otro día apenas pude mirar (calculo rápidamente: 90, quizás hasta 91 cm) y debajo, una remera blanca que dice ¡Sexy!. Como si hiciera falta decirlo.
Me ve y me llama. Me presenta a la amiga:
-Ella es Guadalupe. En cuanto empiecen nos vamos un rato a la casa de ella. Si alguien te pregunta algo, vos sos primo de Guada. Yo veo como está todo y en un rato me voy para allá. Vos quedate un ratito acá como si miraras el partido y salí un minuto después que yo. La casa de ella es el chalet que queda justo frente al pino más alto. Son 200 metros yendo por el camino de la izquierda.
Su amiga es una pelirroja de dientes prominentes que sonríe todo el tiempo y parece estar contentísima por el operativo encuentro secreto. Se debe sentir dentro del guión de Misión Imposible III.
Me repito mentalmente: si alguien me mira fijo, pongo cara de primo-de-Guada. Más vale que no me pregunten nada porque no sé su apellido ni a qué se dedica. El segundo partido de la tarde está por empezar y veo que la tana se acerca a uno de los jugadores. Ajá. Es él. Cariñosamente, le pasa la mano por los hombros y habla en voz baja. Le debe estar preguntando a qué hora empieza y a qué hora termina su juego. Luego de hablar, anuncian algo por un parlante y la gente se va a sentar. El flaco se va a un banco al costado de la cancha. La tana enfila para la salida y al pasar cerca me hace un gesto.
La dejo salir, calculo un minuto y salgo también. Voy hacia el camino y agarro para el lado de los pinos. Tengo un cagazo tremendo de perderme: nunca estuve en este country y lo único que me falta es que me pare la seguridad, deambulando por un club que no conozco, buscando la casa de alguien que ni sé como se llama y sin poder explicar qué hago acá. Si me agarran me van a acusar de todos los delitos que hayan ocurrido en la zona en el último año. Seguro que me cargan hasta la muerte de María Marta García Belsunce.
Me acerco a la casa por el costado, como me dijeron. Lo único que falta es que Guada tenga media docena de dogos en el fondo y que me despedacen. Un solo danés alcanzaría para hacerme pasar un mal rato. Me acerco a la puerta del garage y, cuando estoy a punto de golpear, se abre de golpe. Casi me caigo del susto. La tana se me ríe en la cara.
-Te estaba espiando. Vení por acá, que en la casa no hay nadie.
Una hora y media después -controlada por reloj- estaba de vuelta en la platea de la cancha. Con cara de nada, despeinado y con el cinturón mal abrochado (esto lo descubrí después) me senté en una de las filas de atrás. Al ratito la vi ingresar a la tana, que salió de la casa después que yo. En cuanto pude, me levanté y me fui sigilosamente. La tana estaba embobada mirando a su novio y gritándole frases de aliento. Mientras volvía a Capital miraba el cielo crepuscular y no podía reprimir la sonrisa.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hernán?

12:21 a. m.  
Blogger Unknown said...

CLAP! CLAP! CLAP!

STANDING OVATION.

3:29 a. m.  
Blogger Naty said...

Italian Fast Food!
Mejor que McDonald´s peor que Tomo I.
Buen provecho amigo!

9:51 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

L: No soy Hernán. Ni conozco ningun Hernan. Ni sé quien es Hernan.
Chame: thanks.
Naty: Vamos a ver si llegamos a conocer la italian slow food. Por ahora estamos en el capítulo express.

9:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Asi y sin renegar? Yo pensé que eso pasaba en las novelas baratas/porno nomás

9:53 a. m.  

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