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El teléfono suena mientras estoy dormido y el timbre me taladra la cabeza. Puteo porque ese aparato, que en mi casa siempre está desconectado (desenchufado del cable, sin contestador ni nada así nadie joroba), ahora está arrancándome de un profundo sueño. A los manotazos busco el tubo y respondo.
-Hola.
-¡Levantátela, boludo!
-¿Eh?
-¡Bajale la caña! ¡Y de paso decile que traiga una amiga!
Reconozco la voz de mi amigo Julián pero no se de qué hostias me está hablando. Le pregunto si es él y, luego, de qué me habla.
-De la tana, gil. Lo pusiste en el blog. La del sábado.
Hace como dos meses que no hablo con Julián, pero ha leído acá que el sábado conocí a una italiana y no tiene mejor idea que llamarme a las ocho de la mañana para decirme que me la enganche y de paso que consiga una amiga para él.
Le explico entre bostezos que la mina tiene novio, que el flaco es millonario y que no pasó nada. Sostiene que si me dio el teléfono hay esperanza. Y ya que está, se pone a elogiar la performance sexual de las italianas. “¡Que traiga otra tana y salimos los cuatro!”, grita.
Me lo saco de encima como puedo y le digo que ya le voy a avisar si pasa algo. Se despide entre recomendaciones: “No dejes de trabajar en ese tema, eh, no me vayas a abandonar ese proyecto porque te mato”, dice. En su léxico, una mina suele ser un proyecto, un emprendimiento o un trabajito.
Me quedo en la cama, mirando el techo. No me imagino trampeando con esa mina. El novio debe tener hasta guardaespaldas: ya veo que aparezco flotando en el Riachuelo. Y veo la noticia en Crónica TV: “Encuentran cuerpo degollado y con los genitales puestos de bufanda”. Esta historia tiene destino de placa roja. Más vale no apurar el asunto y que el tiempo deje decantar las cosas. Por otro lado pienso (fuck: es inevitable) que P. con sus 91-60-90 podría competir exitosamente con el lomo de la tana.
Mientras desayuno, chequeo los mails de mi casilla personal. Hay uno que viene firmado por mi amigo Andi y que sobresale por su título: “Winnerrrr!!!!”.
Esto del blog está llegando demasiado lejos.
El teléfono suena mientras estoy dormido y el timbre me taladra la cabeza. Puteo porque ese aparato, que en mi casa siempre está desconectado (desenchufado del cable, sin contestador ni nada así nadie joroba), ahora está arrancándome de un profundo sueño. A los manotazos busco el tubo y respondo.
-Hola.
-¡Levantátela, boludo!
-¿Eh?
-¡Bajale la caña! ¡Y de paso decile que traiga una amiga!
Reconozco la voz de mi amigo Julián pero no se de qué hostias me está hablando. Le pregunto si es él y, luego, de qué me habla.
-De la tana, gil. Lo pusiste en el blog. La del sábado.
Hace como dos meses que no hablo con Julián, pero ha leído acá que el sábado conocí a una italiana y no tiene mejor idea que llamarme a las ocho de la mañana para decirme que me la enganche y de paso que consiga una amiga para él.
Le explico entre bostezos que la mina tiene novio, que el flaco es millonario y que no pasó nada. Sostiene que si me dio el teléfono hay esperanza. Y ya que está, se pone a elogiar la performance sexual de las italianas. “¡Que traiga otra tana y salimos los cuatro!”, grita.
Me lo saco de encima como puedo y le digo que ya le voy a avisar si pasa algo. Se despide entre recomendaciones: “No dejes de trabajar en ese tema, eh, no me vayas a abandonar ese proyecto porque te mato”, dice. En su léxico, una mina suele ser un proyecto, un emprendimiento o un trabajito.
Me quedo en la cama, mirando el techo. No me imagino trampeando con esa mina. El novio debe tener hasta guardaespaldas: ya veo que aparezco flotando en el Riachuelo. Y veo la noticia en Crónica TV: “Encuentran cuerpo degollado y con los genitales puestos de bufanda”. Esta historia tiene destino de placa roja. Más vale no apurar el asunto y que el tiempo deje decantar las cosas. Por otro lado pienso (fuck: es inevitable) que P. con sus 91-60-90 podría competir exitosamente con el lomo de la tana.
Mientras desayuno, chequeo los mails de mi casilla personal. Hay uno que viene firmado por mi amigo Andi y que sobresale por su título: “Winnerrrr!!!!”.
Esto del blog está llegando demasiado lejos.
10 Comments:
"no guts, no glory"
Jaja, Chame...Iremos por la gloria, entonces.
Mira Dan, evitemos la placa roja, evitemos al novio y su gurdaespaldas, pero dios llamala y contanos que nos tenes mas intrigados que el demonio!
exitos campeon!
toda mujer que te da el teléfono espera que la llames. es así.
y si es para darle celos al novio y posta que los guardaespaldas son peso pesado? jeje
Daniel, amigo. A las tres de la mañana me desperté de golpe, pensando en Ud. Dígame, compañero: ¿En el aparte del sofá llegó a meterle alguna mano a la tanita?
Si me contesta que no, le sugiero que le pida el pasaporte, a ver si Ud. se hace ilusiones y el minón es un travesaño. Si me extralimité, sepa disculparme, pero la otra noche en el Bacará de Villa Caraza un amigo mio se llevó una flor de sorpresa.
Ehmmm, perdón, me acaba de entrar una llamada al celular....
Tía Nata: Estoy buscando la forma de sortear novio, guardaespaldas y toda la bola. Igual, supongo que no tendrá el celular pinchado...
Celeste: A vos te condiciona tu entorno. Mirá que no todos los empresarios son como tu big boss.
Chame: Es la verdad.
Anónimo: Si puedo colaborar para que le dé celos al novio con justa razón, allí estaré. Lo mío es un servicio público.
Amper: Si esa maravilla de la naturaleza es un travesaño, yo soy el nº 9 de la selección neocelandesa. Por supuesto que no le toqué nada. La chica me cree un caballero, usted comprende...
Yo soy un escéptico por naturaleza, amigo. La historia suya cierra demasiado bien con la tanita. Disculpe mi desconfianza, pero, por las dudas, vaya practicando el haka o como mierdas se llame ese baile que hacen los All Blacks antes de jugar.
Amper, no me diga esas cosas que me tira el ánimo abajo. En caso de comprobarse que la bella ragazza viene con sorpresa, la mando al barco de esos amigos suyos tan fiesteros?.
Me gusta el blog, me gusta... sigo leyendo hasta el final.
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