Saturday night
Mi amigo Guille ya no sabe cómo hacer para obligarme a salir de casa. Me cuesta hacerle entender que en vez de asistir a una reunión aburrida con gente ídem, prefiero quedarme leyendo a Faulkner. No te cambio un párrafo de Faulkner por una charla con alguna de tus amigas de Recoleta, argumento. Eso está bien, dice, pero mis amigas tienen buenas lolas y Faulkner no. La alusión glandular echa por tierra mi resistencia y acepto ir a la fiesta de una amiga suya a la que vi un par de veces.
El sábado llego tarde y malhumorado a la fiesta. Guille me agarra de un brazo y me va presentando gente. Mi malhumor va en franco aumento. Me quedo conversando con una morocha de bronceado impecable que no es de cama solar (¿cómo hará?). Para ir testeando el terreno le pregunto qué música le gusta. Pone los ojos en blanco y sonríe beatíficamente. Por la expresión imagino que me va a nombrar a Schumann, como mínimo, pero dice:
-Me flashea Arjona.
Descartada.
Al rato hablo con otra, que es amiga de una amiga. Sorprendentemente, parece tener alguna referencia mía y me nombra un artículo que escribí el año pasado. Me apoya la mano en el antebrazo y dice:
-Ay, escribís precioso.
Descartada.
Escucho fragmentos de conversaciones intrascendentes mientras tomo agua mineral. No quiero ponerme mordaz. Si dejo escapar comentarios ácidos sobre lo que oigo, la fiesta termina en trifulca y no es la idea.
Rescato entre el montón a una rubia que habla con acento italiano. Me acerco y me entero de que es una modelo que vino de Italia hace dos años para hacer unas gráficas de un shampoo y se quedó a vivir acá. Compruebo que, efectivamente, es una chica estilo L´Oreal.
Hace unos años atrás yo andaba correteando a una italiana y me había parecido divertido aprenderme algunos poemas de Borges en ese idioma para decírselos. A la mina no me la pude enganchar pero los poemas me quedaron en la cabeza. La tana de ahora se llama Carla y es simpática. Admira a Pavese y ése es un buen punto de partida. Por la ventana se ve la noche fría y arriba la luna, indiferente. Se la señalo y le digo “C´é tanta solitudine in quell´ oro. La luna delle notti no é la luna…”.
Carla se sorprende y sonríe. Nos sentamos a conversar en unos sillones apartados. Nos levantamos casi dos horas después. Me duele la cabeza y quiero irme a casa. Ella me anota su celular en una servilleta. Conversamos cordialmente y -creo- nos caímos mutuamente bien. Nada más.
Le aviso a Guille que me voy. Sale conmigo al pasillo. Mientras hablaba con la tana, lo vi observarme. Me pregunta:
-¿Sabés de quién es novia esa mina?
-Ni idea.
-De HG. -nombra al hijo de un empresario que sale en las revistas y de quien se dice que es dueño o accionista de una agencia de modelos. Cagué, pienso.
-Ah, bueno. Gracias por el dato.
-Te lo digo para que sepas y no pierdas el tiempo. Mientras vos le hablás de literatura el otro la lleva a pasear en su yate de dos millones de dólares.
-Entendí.
Al irme, dejo atrás con alivio la música de la fiesta. Tengo la servilleta con el teléfono en el bolsillo y me pregunto si llamarla en unos días. Mientras camino hacia Las Heras buscando un taxi, recuerdo una frase de Borges que me hace sonreír: las únicas causas en las que se enrola un gentleman son las causas perdidas.
Mi amigo Guille ya no sabe cómo hacer para obligarme a salir de casa. Me cuesta hacerle entender que en vez de asistir a una reunión aburrida con gente ídem, prefiero quedarme leyendo a Faulkner. No te cambio un párrafo de Faulkner por una charla con alguna de tus amigas de Recoleta, argumento. Eso está bien, dice, pero mis amigas tienen buenas lolas y Faulkner no. La alusión glandular echa por tierra mi resistencia y acepto ir a la fiesta de una amiga suya a la que vi un par de veces.
El sábado llego tarde y malhumorado a la fiesta. Guille me agarra de un brazo y me va presentando gente. Mi malhumor va en franco aumento. Me quedo conversando con una morocha de bronceado impecable que no es de cama solar (¿cómo hará?). Para ir testeando el terreno le pregunto qué música le gusta. Pone los ojos en blanco y sonríe beatíficamente. Por la expresión imagino que me va a nombrar a Schumann, como mínimo, pero dice:
-Me flashea Arjona.
Descartada.
Al rato hablo con otra, que es amiga de una amiga. Sorprendentemente, parece tener alguna referencia mía y me nombra un artículo que escribí el año pasado. Me apoya la mano en el antebrazo y dice:
-Ay, escribís precioso.
Descartada.
Escucho fragmentos de conversaciones intrascendentes mientras tomo agua mineral. No quiero ponerme mordaz. Si dejo escapar comentarios ácidos sobre lo que oigo, la fiesta termina en trifulca y no es la idea.
Rescato entre el montón a una rubia que habla con acento italiano. Me acerco y me entero de que es una modelo que vino de Italia hace dos años para hacer unas gráficas de un shampoo y se quedó a vivir acá. Compruebo que, efectivamente, es una chica estilo L´Oreal.
Hace unos años atrás yo andaba correteando a una italiana y me había parecido divertido aprenderme algunos poemas de Borges en ese idioma para decírselos. A la mina no me la pude enganchar pero los poemas me quedaron en la cabeza. La tana de ahora se llama Carla y es simpática. Admira a Pavese y ése es un buen punto de partida. Por la ventana se ve la noche fría y arriba la luna, indiferente. Se la señalo y le digo “C´é tanta solitudine in quell´ oro. La luna delle notti no é la luna…”.
Carla se sorprende y sonríe. Nos sentamos a conversar en unos sillones apartados. Nos levantamos casi dos horas después. Me duele la cabeza y quiero irme a casa. Ella me anota su celular en una servilleta. Conversamos cordialmente y -creo- nos caímos mutuamente bien. Nada más.
Le aviso a Guille que me voy. Sale conmigo al pasillo. Mientras hablaba con la tana, lo vi observarme. Me pregunta:
-¿Sabés de quién es novia esa mina?
-Ni idea.
-De HG. -nombra al hijo de un empresario que sale en las revistas y de quien se dice que es dueño o accionista de una agencia de modelos. Cagué, pienso.
-Ah, bueno. Gracias por el dato.
-Te lo digo para que sepas y no pierdas el tiempo. Mientras vos le hablás de literatura el otro la lleva a pasear en su yate de dos millones de dólares.
-Entendí.
Al irme, dejo atrás con alivio la música de la fiesta. Tengo la servilleta con el teléfono en el bolsillo y me pregunto si llamarla en unos días. Mientras camino hacia Las Heras buscando un taxi, recuerdo una frase de Borges que me hace sonreír: las únicas causas en las que se enrola un gentleman son las causas perdidas.
20 Comments:
a) Esa frase de Borges me parece una estupidez suprema.
b) Borges la verdad, tenía cada cosa que mejor, olvidarla. La gente que vive, no vive literatura, vive vidas. Después quizás con esas vidas se puedan escibir grandes obras, pero la gente vive vidas.
c) Ud. se está equivocando de ambiente. Hágase más caso, será más feliz.
d) Me parece que es más tilingo de lo que yo me suponía.
Me parece que el comentario anterior es demasiado duro como para haberlo vertido acá y no en un mail.
Sepa disculpar, tener a la muerte de gente querida tan cerca, me pone un poquito violenta.
Dejate de joder y llamala a P...
(Es lo que quiso decir la de arriba, pero más cortito... ;-) )
Bater: Cada uno es lo mejor que puede. Y a veces, uno es más tilingo de lo que le conviene. Igual tu comentario no me ofende: te aprecio demasiado para eso.
El_tipo: Si tuviera a P. cerca, no frecuentaría esos ambientes. Pero como dice la vieja canción de los Stones, uno casi nunca tiene lo que quiere. Gracias por escribir.
Jeje...
Si tuvieras a P cerca, puedo colegir, no habría que sugerirte que la llames, mon ami...
Pero Danito, si no la llamás me pongo a llorar acá mismo.
La imaginación al poder querido, por favor, no flaquées! After all, ella te dio su número, la imagen no es nada, la SED es todo (dijo Fido Dido).
Por cierto y perdón por inmiscuirme, pero Bater, el ejercicio de la crítica me parece sano, sanísimo siempre que no sea allways destructiva... me apena por mi propio afán de leer no sólo los post, sino también los comments, que estés siempre como disgustada con lo expresado por tan genil homme!
Besos
yo te leo y me acuerdo de un tipo q escribio en la Revista de La Nacion: Fernandez, lo ubicas ?
(es un elogio)
me encantaaaaaaaa leerte todos los dias.
de la tana q decirte...a lo mejor salen y la pasan bomba, pero no dura.....billetera mata galan ?!
Dan: llamala, pibe. Por algo te dio el numero. El otro tendra un yate, pero vos tenes inteligencia y sensibilidad. (Y capaz hasta tenes pinta!). Eso vale mas que el yate del papi.
Tia nata: es que la constructiva va por mail, así acá piensan que nos llevamos a las patadas. (risas)
Y no sé, recomendarle al Sr. Autor que se dé más pelota y siga sus propios instintos (por ahí, darse un tiempo y quedarse encerrado leyendo a Faulkner no está mal), lo veo más como constructivo que otra cosa. :)
Ay bater me quedo más tranquila! Besos y disculpas!
Hay un buen escritor -que es mala persona- que tipifica a las mujeres con eco. Son esas, dice, que si uno les hablara hacia adentro -de ellas- los sonidos rebotarían porque están vacías.
Amperio, Amperio...esas definiciones me matan. Pero la belleza de las chicas huecas demuestra que la justicia divina a veces existe: a quien le niega un interior rico, le otorga un exterior despampanante.
No se preocupe que he intentado alfabetizar a más de una rubia tonta. Y mi campaña Unicef continúa...
AL FINAL ES UN MISIOINERO DANITO UD! CASCO BLANCO Y CRUZ ROJA, NO SALGA SIN SU APOYO!
Bueno, va siendo hora que le cuente la verdad. En la Unidad Básica se me escaparon algunos elogios para Ud. Y ahora, estoy en un brete. La Gorda Carla comenzó a bañarse y me pregunta siempre por Ud. ¿Qué hago?
Perdón. Me había olvidado. Con ella Faulkner no corre. Ud. verá.
Y sí, Naty...hay que hacer algo por el prójimo. Lo mío es simple generosidad, no vaya a creer...
Uh, Amper, me pone en un compromiso... Lo mío son las flacas esbeltas de piernas estilo Sharapova. ¿No habrá alguna tierna militante con esas características?. Si ignora todo sobre Faulkner, me comprometo a ilustrarla.
Todo sea por la formación de nuestra juventud.
Flacas tenemos dos en la Unidad Básica. Tierna ninguna, porque las dos son de cuero duro; la Lumbrí que no le recomiendo y la Sinculo que ahora no está disponible porque se fue con un circo. Cuando vuelva le aviso. La voluntad estuvo...
mmm, me parece q fijarse en rubias taradas en fiestas ídem no habla muy bien de usted
Sabe que pasa, Don...
Cualquiera pone las manos en el fuego por un inocente, cualquiera pelea una batalla que sabe ganada. La idea no es tampoco irla de inmolación en inmolación, pero de esas grandes derrotas salen las grandes victorias.
Me quedo con la respuesta de Leónidas, el protagonista de la derrota mas gloriosa que he podido conocer: Termópilas.
NN: "Las flechas de Jerjes cubren el sol, y vuelven noche el día."
Leónidas: "Mejor. Entonces podremos pelear a la sombra"
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