26.6.06

Arqueología de placard
El fin de semana lluvioso me dejó dos opciones: ordenar la biblioteca o actualizar el placard, sacando ropa para regalar o tirar. Un ligero vistazo a la biblioteca (con su caótica convivencia entre libros de management y poemarios de Rimbaud, libros de arte y traducciones de filosofía griega) me hizo rumbear para el placard.
Cada dos años saco cosas que no voy a usar y las pongo en bolsas para llevárselas a una tía que sabrá a quién regalárselas. Empiezo a revolver y encuentro mucha ropa de hace años. Como tengo el mismo cuerpo de los 20 años, todavía tengo cosas que nunca tiré aunque ya no uso. Me divierte encontrar cosas tan viejas, y pronto voy armando una sinopsis histórica de la ropa que va brotando de las penumbras del placard: las remeras rockeras de los 20-22 años o las remeras blancas (siempre blancas) con inscripciones de todo tipo de los 23-24. Poco después me había parecido original salir de las clásicas remeras en inglés, y durante un tiempo busqué remeras con textos en francés, anglosajón antiguo o hasta en árabe. También pasé por las remeras con reproducciones de cuadros (incluso elegí varios Picassos que me gustaban y mandé a hacerme los estampados), por las remeras con fotos de chicas y -brevemente- por las remeras anti-sistema.
Encuentro algunos trajes azules, grises o negros de mis años en La Nación. Algunos los regalé hace tiempo, pero aún quedan un par de trajes que supongo utilizaré en algún velorio. Por esos años escribía también en una revista de economía y negocios llamada Apertura, y en esa época me parecía divertido ir a entrevistar a Franco Macri con jeans desteñidos y remeras de colores. Lo divertido era ver la cara del tipo al verme llegar.
Cuando salía con C. tuve una especie de regresión estética: de esa época me queda una remera de Los Simpson. Hace tres años cambié mi estética: cambié los trajes y la ropa formal por los sacos sport con jeans, las camisas claras sin corbata, los impermeables sueltos, los zapatos de gamuza y el portafolios de cuero.
Giorgio Armani decía que en el guardarropa de un hombre elegante hay un solo elemento indispensable: un saco azul. Para tranquilizar mi conciencia, chequeo cómo vengo de sacos azules. Observo que, en los últimos años, empecé a vestirme en forma más descontracturada. Los trajes negros que me ponía a los 20 años, ya no los uso ni bajo amenaza judicial. Voy a las conferencias de prensa con jeans y he aparecido en almuerzos corporativos con sacos de tweed y sin corbata, lo que equivale a insultar al capitalismo. Todavía no he ido a ningún desayuno de negocios con la remera de Los Simpson, pero supongo que ya llegará el día.

9 Comments:

Blogger Naty said...

Dani, pusiste melancólica (pero ni triste ni final...) recordé las propias remeras de los simpson (que en mi 1.61m/48 kg) eran como Feli Contepomi de grandes. Las de Mickey y otros cartoons. Después también pasé por las de inscripciones (de hecho este verano me tenté y me compré una que dice: If you could only read my mind... las chicas dicen que va muy bien con mi arqueda de cejas)... Uh las líneas de tiempo personal basadas en el guardaropas son geniales!.Gracias querido por los recuerdos!

10:14 a. m.  
Blogger Unknown said...

"fashion is so awfull that we have to change it every six months" O. Wilde dixit.

muy bien con lo de los trajes negros. tírelos todos y para velorios gris topo por favor.

este sábado precisamente tuve una fiesta temática de los ´90. fui lookeado con nike air, jean, remera blanca con camisa escocesa abierta arriba, gorra y buzo a la cintura. muy kurt cobain.

12:04 p. m.  
Blogger Mantis said...

Las remeras de los Simpsons no se tiran. No importa si no se usan.

Tampoco hay que tirar pilas de dudosa carga, chapitas posa-espirales o mitades de tijeras que se han roto.

Un día las necesitás a estas cosas, y te sacan de un apuro, te sacan.

12:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Naty: la ropa es un indicador perfecto de cómo se para uno mismo ante la vida. Es buenísimo mirar con qué salíamos a la calle hace 10 años.
Chame: Adios a los trajes negros, entonces.
Mantis: Tampoco hay que tirar lamparitas quemadas, latas de aceite vacías ni cajas de fósforos terminadas. A reciclar se ha dicho: en cada una de esas porquerías duerme la posibilidad de una obra de arte pop.

12:33 p. m.  
Blogger Amperio said...

Cuando termine de descontracturarse, amigo, le voy a decir a mi amigo Caído el Catre, que le preste la remera que tiene con su propio nombre impreso, para ir a entrevistar, por ejemplo, al Goyo Perez Companc

3:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A Goyo lo iría a entrevistar con una remera que tenga la cara de Montoya, así paga los impuestos que debe.

5:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A veces pienso, caramba si me viera ahora. Sufri mucho con la regresion a los ´80 de hace dos años. El modal es un gran enemigo. En ciertos lugares no tengo mucho para mostrar y otras coss me gustaria que fueran nunca vistas. Supongo que son cosas que pasan. Una de las pocas cosas que sobreviven año tras año es un saco de VITAMINA gris que compre hace diez años.

4:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

María Font: Qué alegría verla por acá.
Y coincido: los sacos grises, azules o negros no se tiran nunca.

4:58 p. m.  
Blogger Violeta Increíble said...

2 cosas:
1- Se ve que este fin de semana la lluvia nos pegó a todos para el mismo lado: el orden (ya no sé cuántas personas me contaron que estuvieron ordenando su placard, biblioteca, discoteca -esa fui yo-, etc.)

2- Mi amigo Ari tiene la teoría de que para distinguir a los hombres solteros en una fiesta, hay que mirar quién está con remera aunque afuera haga un frío de cagarse. Nunca presté atención a eso, pero me suena bastante bien.

9:37 p. m.  

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