15.11.06

Historias mínimas (I)
Paso por la esquina donde hasta el 2002 tuve mi oficina y veo que demolieron un viejo caserón que estaba junto al edificio donde trabajaba y desde donde veía unos patios llenos de plantas, un techo de tejas y un gato gris que se paseaba y me dirigía miradas desdeñosas desde abajo cuando yo le chistaba. En esa esquina ahora sólo hay un vallado publicitario y -sospecho- el foso para los cimientos de una próxima torre. Me pregunto qué habrá sido del gato.
Había llegado a caerme bien, y eso que los gatos no son de mi predilección. A la tarde lo veía subir al tejado y quedarse inmóvil, mirando pasar la vida un par de metros más abajo, estratégicamente situado en un ángulo desde donde dominaba todo lo que ocurría en la casa y en la vereda, por donde circulaban los transeúntes sin saber que, por encima de su cabeza, la fría mirada de un gato los observaba.
Lo veía desde mi despacho en la editorial. Con el tiempo me acostumbré a cerrar la puerta de mi oficina y asomarme a la ventana para llamar su atención. El gato apenas me dirigía alguna mirada. Pensé en tirarle algo de comer. Recordé que en un cajón de mi escritorio tenía, como siempre, un paquete de Oreos.
La primera vez que le tiré una galletita se asustó. Se levantó y fue a continuar sus reflexiones unos metros más allá, desde donde me dirigía miradas cólericas. Al día siguiente, cuando volví a tirarle galletitas, se levantó y, desperezándose, se acercó a olerlas. Dignamente, sin dejar de mirarme de reojo, mordisqueó una. Un día después, cuando le arrojé las Oreos, me observó con calma y luego se levantó a comer las galletitas que le habían caído más cerca. Desde entonces, cada tarde a eso de las cuatro me asomaba. Él a esa hora ya estaba sentado en su rincón del tejado, mirando hacia arriba y esperando la hora del maná.
En esa época siempre guardaba un paquete de Oreos en un cajón. Pensé en comprarle las Oreos bañadas en chocolate, pero imaginé que tendría, como todo gato, un espíritu conservador. Cada tarde cerraba la puerta de mi oficina a la misma hora, abría la ventana y me asomaba en su busca. La gente que trabajaba conmigo pensaría que me encerraba a controlar las finanzas de la editorial, a dormir una siesta, a conversar telefónicamente con mi novia o a visitar páginas porno en internet. Nunca se enteraron de que me encerraba a compartir mi paquete de Oreos con el gato del vecino.

17 Comments:

Blogger Mantis said...

Tengo una relación semejante con el gato de la vecina de mi novia, que es más amigo mío que varios.

Sale a recibirme maullando cuando toco el timbre, me sigue hasta que mi novia me encierra y se apodera de mis fetas de salchichón con jamón. Una vez ligó lomito ahumado.

Lo bauticé Demóstenes.

10:50 a. m.  
Blogger Amperio said...

Desde muy niño conservo una tierna y constante relación con el género felino. Yo intento patearlos cuando paso cerca y ellos escapan puteándome a maullidos.

6:51 p. m.  
Blogger Lu said...

Me da tanta tristeza cuando tiran abajo esas casas tan repletas de historias.
Igualmente, disfruté mucho el relato.
Saludos

2:16 a. m.  
Blogger Naty said...

Los gatos son seres de hábitos mucho más parecidos a los de los humanos que muchos de los humanos que conozco. A la vez, tiene gustos muy delicados!

A Renato, por caso, no le termina de convencer, que le arroje comidita al piso, mientras yo cocino algo, que por cierto, él no comerá. Prefiere pues que la coloque en su plato. Asimismo, duerme con almohada y gusta de las sesiones de spa que incluyen, baño, secado y cepillado, corte de uñas y leve perfumado! Qué decirle, la gente de su oficina, seguro rumoreaba que se encerraba a "darle la galletita al gato"!

12:04 p. m.  
Blogger Alicia R. said...

La realidad era mucho peor de lo que tus compañeros imaginaban. Un vicio inconfesable :-)

1:11 p. m.  
Blogger Paréntesis said...

Me hiciste recordar las casonas en excelente estado que estan demoliendo en Villa Urquiza...muero cuando paso y ya las veo en "cuarto menguante"
En relación a los animales, los odio, pero supongo que si alguna vez alguno logra conquistarme, me gustaría que tuvieramos un vínculo al "oreos style"

10:04 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Mantis: Para el gato, usted viene a ser algo equivalente al repartidor del supermercado. Por eso lo quiere tanto.
Amper: La próxima vez que patee un gato, fíjese que no haya cerca nngún protector de animales. Esa clase de actitudes pueden costarle muy caras.
Lu: Ver como voltean esas casas es un bajón. Ya casi no quedan barrios de casa bajas en Capital.
Tia Nata: ¿Un spa para el gato? No será mucho?
Alicia: Mi vicio inconfensable es jugar al Tetris en los tiempos muertos del trabajo. Una antigüedad imperdonable.
Paréntesis: Y sí, lo bueno de tener vínculos "Oreos Style" es que, si el vínculo no es gran cosa, al menos las galletitas son ricas.

11:12 a. m.  
Blogger Ruth said...

Casi que era más "legítimo" que te encerraras a mirar páginas porno... Imaginate, violentos rumores corriendo durante meses en la oficina acerca de las dudosas actividades de Daniel C., y cuando al fin alguien te pregunta, "es que le tiro Oreos al gato de la casa de al lado". "Ah, era eso!". Ciertos gatos son tan indiferentes que resultan irresistibles, como ciertas personas.

12:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A mí también me enroscan los gatos. El mío aprendió a jugar al fútbol, pero como todos los gatos es un vago, al rato se cansa y le podés hacer gol.

8:02 p. m.  
Blogger Naty said...

No Dani, nunca es mucho cuando el gato es querido o admirado, sería algo así como media vela arómatica para una modelo italiana!

2:58 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Minerva: No sé qué es peor, quedar como un desaforado sexual o como una persona muy poco seria.
Ceryle: Eso es un clásico. Debería haber un seleccionado de gatos futbolistas.
Naty: Aclaro que la modelo italiana no era gato. En dicho caso, no me hubieran alcanzado los ahorros de una vida para pagar sus tarifas.

12:46 p. m.  
Blogger Loyds said...

este blog está muriendo de a poco o me parece a mí ? sería una lástima danielsan, ud. tiene muchas cosas para contar, q no decaiga
salu2

1:58 p. m.  
Blogger Paréntesis said...

D.C:
Todavía en la ventana???
CREO QUE VA SIENDO HORA DE QUE DEJEMOS DE COMER OREOS Y DE MIRAR AL GATO..digo, me parece, de repente...que se yo, hablo en nombre de su salud y física y mental...
;)
besos

5:02 p. m.  
Blogger Jorge Mux said...

Me encanta esta historia.
Ya tiene un link en mis blogs.
Saludos.

6:42 p. m.  
Blogger jmasa_ko@hotmail.com said...

Nadie que se haga llamar Daniel san puede perderse mi monologo japones en CINEMA!
www.todopordecir.com.ar

12:29 a. m.  
Blogger Ruth said...

?

1:35 p. m.  
Blogger Mantis said...

¿Va a volver, don Daniel? Mire que ya entro a su blog con la idea de que "seguro que sigue sin escribir nada"

En cualquier caso, saludos.

11:16 a. m.  

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