22.10.06

Surreal
Leo a Cheever y siento que el mundo entero a mi alrededor se ha teñido del clima irreal de sus narraciones. En conversaciones casuales escucho historias sobre gente que esconde secretos terribles, que oculta hábitos excéntricos, que toma decisiones trágicas o patéticas, o que desaparece de su casa por varios días sin dar explicaciones.
Aprovecho el sol del domingo para ir con mi libro a tomar sol y leer a la costanera. En un banco cercano hay un hombre de unos cuarenta años sentado junto a un bidón de agua mineral de cinco litros. Mira el horizonte en silencio y de vez en cuando toma un trago de agua. Junto a él se sienta una mujer de unos sesenta años. Mientras leo, deseo fervientemente que no se pongan a conversar: quiero leer en silencio y desde donde estoy seguramente su conversación va a filtrarse entre las frases del libro. Como si me hubiera oído, el hombre saluda a la mujer y pronto están enredados en una charla anodina sobre la belleza del día.
-Yo nací en un lugar así -dice el hombre, señalando la arboleda y el río-. Bah, algo parecido. Soy nacido en el Delta.
Interrumpida mi lectura, pienso con fastidio que se trata de una comparación rebuscada y me detengo en la notoria falla de la frase “soy nacido en”.
-¿Usted cómo se llama, señora? –pregunta el hombre.
-Susana.
-Acuérdese, Susana, de que ha conocido a un buen hombre.
Dejo de leer y miro en detalle por primera vez al sujeto. Al hacerlo, me cruzo con la mirada de extrañeza y desconfianza de la mujer. Él no parece borracho, está correctamente vestido, pero es evidente que algo en él funciona mal. La mujer apenas responde y se levanta precipitadamente de su asiento.
Que no se le ocurra hablar conmigo, pienso. Afortunadamente mi banco está lejos, aunque por las dudas preparo mi mochila para irme si se empeña en conversar.
Escucho que el hombre hace un sonido extraño, parecido a un suspiro entrecortado. Levanto la vista y lo observo por segunda vez. Está llorando. Saca el celular de su cintura y llama a un número. Habla atropelladamente y en voz baja. Oigo “no sirvo para nada” y “es demasiado tarde”. Corta y sigue llorando. Es una imagen extraña: un hombre robusto de unos cuarenta años, bien vestido y con un celular caro, sentado junto a un bidón de agua, con la cara enrojecida mientras las lágrimas corren por su rostro.
Un grupo de gente (dos matrimonios de mediana edad) viene a sentarse cerca, sin mirarlo. El hombre deja de llorar y mira al piso. Los matrimonios hablan en voz fuerte a su lado: comentan anécdotas de bingo y se ríen. El hombre permanece en silencio, hasta que poco después se sientan junto a él dos mujeres de unos sesenta años. Él las saluda y de inmediato empieza a conversar, una vez más, sobre lo lindo que está el día. Vuelve a decir que nació en el Delta. Cuenta que tiene once hermanos y, casi sin transición, dice que su mujer acaba de dejarlo y que vino ahí a matarse. El sobresalto de las dos viejas es perceptible. Hablan con él de Dios y le repiten varias veces que no piense cosas raras. Miran a su alrededor, como buscando apoyo para el caso de tener que enfrentar una situación difícil. Yo permanezco con la cara hundida en mi libro, simulando no haber oído nada. Leo con absorbente interés mi colección de historias de Cheever, como si no hubiera notado que justo al lado mío está ocurriendo una de ellas.

11 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A la flauta...está muy bien escrito...ocurrió de verdad?

7:51 p. m.  
Blogger angeles said...

lo surreal, en este caso, pasa por transitar en el borde entre la realidad y la ficcion,
estas seguro de que no lo soñaste? :P

9:41 p. m.  
Blogger Ruth said...

Pero en el fondo, de un modo o de otro, por Cheever o por quien fuera, todo se convierte en materia de escritura.

10:45 p. m.  
Blogger Fernando Guzmán said...

Ah pero a veces es inevitable quererlos en el papel y odiarlos en persona...

1:12 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Moni: ultimamente las cosas más bizarras que cuento son reales. Cuanto más bizarras, más reales.
Angeles: ¿Vos decís que me quedé dormido al sol con el libro en la mano?. Lo voy a pensar...
Minerva: Así es, todo se convierte en símbolos, y trasladar la historia al papel te ayuda a convencerte de que te ocurrió de verdad.
Fernando: Coincido. Totalmente.

1:13 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

a veces sos un terraja imposible, daniel c. y me da ganas de avisarte: no sueñes, por favor, con una new yorker propia, no calzás en ese molde y ni te imaginás hasta qué punto. otras veces, en cambio, escribís admirablemente bien, y tu sintaxis -siempre elegante- está al servicio de algo bueno. hoy me saco el sombrero.

5:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Calandraca: La New Yorker fue fundada por un genio llamado Harold Ross y poco despues estaba vendiendo un millon de ejemplares semanales. Ni yo tengo el talento de Ross ni este pais tiene un millon de intelectuales capaces de comprar una revista asi. No sueño, estimado Calandraca, con ser dueño de una revista parecida.
Apenas me conformo con escribir tonterias en un blog y, de vez en cuando, recibir algun elogio envenenado de gente como usted. Saludos.

6:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No se qué discuten ni me importa. pero qué texto impecable. Felicitaciones al autor.

9:39 p. m.  
Blogger angeles said...

en este blog no hay discusiones ni improperios, es casi zen
por eso vengo a meditar :P

11:20 p. m.  
Blogger Mantis said...

Usted debería armarse la New Yorker pero agregarle fotos de la chica FX. Tarde o temprano, alguien va a empezar a leerle algunas líneas.

PD. Virreyes-Retiro mediante, empecé la Conjura de los Necios que usted me había recomendado. Hasta ahora, le agradezco. Saludos.

10:30 a. m.  
Blogger Lu said...

Cada vez que intento buscar un lugar con solcito y silencio para leer, indefectiblemente me encuentro con situaciones que atraen mi atención más que las páginas del libro. ¿Será casualidad?
Como siempre, un placer leerlo (Por suerte no estoy al sol ni en silencio, sino acovachada en un lugar sin ventanas con 2 televisores encendidos y gente gitando enloqucida)

8:24 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home

eXTReMe Tracker