28.8.06

Diez años después
A veces el pasado regresa de la peor manera. No vuelve para ayudar a entender ni para revivir las cosas buenas, sino para hacer ver que uno ha sido un imbécil o, sencillamente, un cobarde.
En estos días converso bastante con L., que trabaja conmigo desde hace un par de meses. Como este mercado es chico, él y yo hace diez años trabajábamos en otra editorial dedicada al mismo segmento. Charlando mientras almorzamos luego de una reunión, me cuenta cosas de los tiempos en que trabajaba en la otra empresa. Fatalmente, terminamos pasando revista a las minas del staff. Surge el nombre de Paula N.: soy cauto en mis comentarios porque la mina me gustaba aunque siempre lo disimulé.
Por entonces yo recién ingresaba en la veintena y era un posadolescente silencioso y huraño que prefería leer todo el día antes que hablar con nadie. Escribía en el suplemento literario del diario y en varias revistas, y aunque mi nombre se publicaba en varios lados, en esa época era tan tímido que hubiera querido ser invisible. Yo era el editor de la sección bibliográfica de la revista, de modo que iba a la redacción una vez por mes, entregaba mi artículo, recogía la correspondencia que llegaba a mi nombre, retiraba mi cheque y me iba luego de una reunión de cinco minutos con el director periodístico.
Paula tenía un par de años más que yo, era diseñadora gráfica, estaba a cargo de la parte visual de la publicación y había desarrollado toda la estética de un programa de televisión donde a veces la nombraban. Se había comprado una gran moto roja que dejaba estacionada en la puerta del edificio donde funcionaba la editorial. Tenía esa combinación de piel trigueña, ojos verdes y cabello rubio que siempre me fascinaron, mostraba mucha personalidad para vestirse y se reía con unas carcajadas sonoras que se escuchaban en toda la redacción. Demasiado hermosa y con demasiada onda, pensé. De inmediato decidí ahorrarme un porrazo así que preferí ignorarla. Me limitaba, cada vez que iba, a mirarle disimuladamente las piernas (siempre usaba minifaldas) pero creo que jamás la miré a la cara.
L. se acuerda de ella. Luego de un par de datos irrelevantes, comenta al pasar:
-A esa la tenías en bandeja y nunca le diste bola.
-No me jodas, boludo.
-En serio. Compraba La Nación los domingos para leer tus notas. Después hablaba de ellas en la oficina. En los dos años que trabajaste para la revista, no le hablaste nunca. En la oficina la discusión era si vos eras antipático o solamente tímido.
Su comentario me arruina el día. Imprevistamente, me hace ver algo que hubiera preferido ignorar. Es inevitable pensar en lo que pudo haber pasado y en lo distintos que pudieron ser aquellos días en que preferí vivir leyendo y escribiendo. Pienso cuánto Dostoievski y Camus menos hubiera tenido. Por cada libro que no hubiera leído entonces, ahora tendría un recuerdo de ojos verdes, pienso. Los libros hoy siguen estando allí. Y esa chica se ha perdido, devorada por el tiempo. Lo dijo hace muchísimos años Oscar Wilde y compruebo que es dolorosamente cierto: no hay nada más triste que arrepentirse de lo que nunca hicimos.

19 Comments:

Blogger Naty said...

ud dice eso y a mi me atropella de nuevo la moto verde manzana.
Si hacemos un club: Regreters of the Undone?

Besos

9:42 a. m.  
Blogger atandocabos said...

10 años atrás estaba en el lugar indicado.

Y podríamos conformarnos con esta otra, un poco menos astuta, ambisiosa, rozando la inutilidad y conformando a los acróbatas que somos del presente y que suena así: entender el pasado crea sabiduría.
Pero no, conformarse no es una opción.
saludos.

9:53 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Naty, qué par de losers que somos. Vayamos a una cantina de mala muerte a llorar nuestras penas.

9:53 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Vic: y no...conformarse nunca es una solución.

10:07 a. m.  
Blogger Mantis said...

Demasiado hermosa y con demasiada onda, algo mayor que yo -pensé a la semana de conocerla. Para peor era mi profesora de periodismo.

Cuando me decidí a encararla, lo primero que dije fue precisamente eso: "prefiero ser empalado anímicamente a en un futuro tener que atragantarme pensando en lo que pudo haber sido."

Este jueves, mientras festejamos su cumpleaños, vamos a comenzar a armar el primer proyecto de lista de invitados a la ceremonia de nuestro casamiento, el año que viene.

Viniendo de un evento con buffet como viene, Don Daniel, espero se haya dado cuenta de que aunque no parezcan venir en bandeja, la vida y las rubias de ojos verdes están hechas para que uno se sirva solo.

10:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

por fin un buen post.

10:18 a. m.  
Blogger Garatusa said...

"Algunas veces vivo, y otras veces la vida se me va con lo que escribo".
Estoy triste, no porque no me agregases, sino porque no me lees...

10:21 a. m.  
Blogger Daniel C. said...

Mantis: Lo que escribiste me alegra (y mucho) por vos . Pero me entristece tener que darte la razón. Ahora es tarde.
Calandraca: Con su aprobación, por fin puedo dormir tranquilo.
Garatusa: Te leo. Que no te comente es otro tema, pero a veces alcanza con asentir en silencio.

10:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

"la vida y las rubias de ojos verdes están hechas para que uno se sirva solo"
Me encantó esa frase.

10:45 a. m.  
Blogger uruguaya said...

y si la buscás?

11:02 a. m.  
Blogger Naty said...

ud un looser yo un cagona, como sea que fuere, nos merecemos los carnets de socios fundadores y El Hipopótamo sería un buen lugar para sede social! Le cambio el alcohol por jamón crudo y pan de campo

2:08 p. m.  
Blogger Loyds said...

creeme q te entiendo danielsan: una vuelta, cuando dejé de ser tan tímido (o boludo) volví a ver a una mina q me encantaba y la encaré, me dijo: "yo me moría x vos hace años durante dos veranos seguidos y nunca me miraste, ahora olvidate, estoy de novia", un bajón
y si contratás un detective para ubicar a la rubia, como en loco x mary ??
salu2

4:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

me suena de algún lado

4:21 p. m.  
Blogger Amperio said...

Wilde habla, seguramente, del eterno vacío que queda entre la intención y la acción. Si lo pienso, no me mando -dijo el Bambino Veira, consumado lector de Wilde- y se mandó hasta las manos...

9:13 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Uruguaya: Ni da buscarla. La imagino casada y con hijos. O por lo menos, con unos kilos más y las lolas caídas.
Naty: Te cambio el jamón por algún queso picante.
Superloyds: Ya estoy grande para esas locuras, no te parece?.
Amper: El Bambino leyó en exceso a Wilde, eso se nota. Hasta se le dio por imitarlo y mire cómo terminaron ambos.

9:28 p. m.  
Blogger Garatusa said...

No hay nada más bello que lo que nunca he tenido, nada más amado que lo que perdí

9:53 a. m.  
Blogger Ruth said...

No, ni da buscarla. SEGURO que ahora está gorda, amargada y casada con un salame. ¿Para qué tentar a la desilusión?

10:05 a. m.  
Blogger Ruth said...

Ah, otra cosita: recibí tu mail (hace un tieeeeempo ya), perdón por la tardanza pero ando contestándolo por estos días... :)

10:09 a. m.  
Blogger Romina Zanellato said...

cuanta gente andará dando vueltas por ahí interesada en uno, y aqui estamos completamente desinteresados en nosotros mismos...


e ignorando lo otro

11:13 p. m.  

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